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Los disparos de la Policía marroquí han matado a Nayem El Garhi y muchos diarios españoles han dado la noticia escondida en sus páginas y han hablado de “un joven”. No, Nayem El Garhi era un niño saharaui de 14 años, una voz inocente, culpable de nada. Su hermano se debate entre la vida y la muerte. Otro hermano está en la cárcel. Pero la noticia apenas ha tenido eco y nadie del mundo de la farándula, casi ninguna asociación, pocas, casi ninguna, voces políticas se han alzado para condenar esta muerte. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa el Sahara?
Cerca de 15.000 saharauis, muchos de ellos mujeres y niños, que huyen del paro, la pobreza y la colonización, han levantado un campamento en las afueras de El Aaiún como protesta por sus condiciones de vida en la zona del Sahara Occidental. Allí pretendía acceder Nayem cuando el vehículo en el que viajaba fue tiroteado. El coche no se paró, pero cuando lo hacen, en la mayoría de las ocasiones, les detienen, les bajan del coche, les golpean y les quitan cuanto llevan de valor. Y la ONU y la comunidad internacional guardan silencio. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa el Sahara?
Siete periodistas españoles de cinco medios no han podido viajar desde Casablanca a El Aaiún para cubrir la protesta saharaui y se han quedado en tierra. Les han anulado los billetes sin explicación alguna y a uno de ellos, al que seguramente por error no le anularon el billete, las fuerzas de seguridad marroquíes le retiraron la tarjeta de embarque y el personal de la aerolínea, le impidió subir al avión sin ella. Y no pasa nada. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa el Sahara?
Ciudadanos españoles que fueron hace menos de dos meses a El Aaiún a protestar fueron maltratados por las fuerzas de seguridad marroquíes y el Gobierno español prefirió mirar hacia otro lado. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa el Sahara?
Aminatou Haidar es ya un recuerdo. Un recuerdo molesto para el Gobierno español y para el Gobierno marroquí, pero sólo un recuerdo. Su lucha, su huelga de hambre en el aeropuerto, su dignidad de mujer y de saharaui, ha sido olvidada. El Sahara está bajo dominio militar de Marruecos, según denuncia el Frente Polisario y no pasa nada. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa el Sahara?
Pero eso sí, si Marruecos se mete con policías españoles, presiona sobre Ceuta y Melilla o pide más, el Gobierno dialoga, da explicaciones, concede condecoraciones….Al fin y al cabo, ¿a quién le importa el Sahara, a quién le importa una población a la que España abandonó a su suerte, a su mala suerte, hace 35 años? Ni protestas ni manifestaciones ni nada. Nadie defiende el derecho de los saharauis a su dignidad, a su tierra, a ser una nación, a vivir en libertad.
ROMA, 14 Oct. (EUROPA PRESS)
La combinación de la crisis económica con la crisis alimentaria ha provocado que la cifra de hambrientos en el mundo haya alcanzado los 1.020 millones de personas, según revela un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Programa Mundial de Alimentos (PAM) publicado este miércoles con motivo de la celebración, el próximo viernes, del Día Mundial de la Alimentación.
“El aumento del número de víctimas del hambre es intolerable”, aseguró el director general de la FAO, Jacques Diouf. “Tenemos los medios técnicos y económicos para hacer desaparecer el hambre, lo que falta es voluntad política para erradicarla”, afirmó, citado en un comunicado del organismo que dirige.
Diouf también indicó que la clave es invertir en agricultura en los países en desarrollo, “ya que un sector agrícola saludable es esencial no sólo para vencer al hambre y la pobreza, sino también para asegurar un crecimiento económico generalizado y la paz y estabilidad en el mundo”.
“Los líderes mundiales reaccionaron con contundencia a la crisis económica y financiera y lograron movilizar miles de millones de dólares en un plazo de tiempo muy corto”, denunció. “La misma acción enérgica es necesaria para combatir el hambre y la pobreza”, aseveró Diouf.
El informe publicado por la FAO y por el PAM, “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo” señala que la práctica totalidad de las personas malnutridas vive en los países en desarrollo. Así, en la región de Asia Pacífico sufren hambre 642 millones de personas, en África subsahariana 265 millones, en Latinoamérica y el Caribe 53 millones, en Oriente Próximo y el norte de África 42 millones y en los países desarrollados 15 millones.
El documento, publicado en vísperas del Día Mundial de la Alimentación que se celebra el próximo 16 de octubre, detalla que el número de personas malnutridas ha aumentado de forma lenta pero constante a lo largo de la última década.
Entre 1995 y 1997 y 2004 y 2006, coincidiendo con un descenso sustancial de la ayuda oficial al desarrollo a la agricultura, el número de hambrientos se disparó en todas las regiones excepto en Latinoamérica y el Caribe, donde aumentó posteriormente esta cifra por la crisis económica y alimentaria.
DEBILIDAD DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
El aumento de víctimas del hambre durante ambos períodos de precios bajos y prosperidad económica y las bruscas subidas en períodos de precios altos y dificultades económicas demuestra la debilidad del sistema de gobernanza de la seguridad alimentaria mundial, según la FAO.
El informe indica que hay al menos tres factores que han coincidido para que la crisis actual sea tan devastadora para las familias pobres en los países en desarrollo. En primer lugar, la crisis afecta a gran parte del mundo de forma simultánea, por lo que se reduce la posibilidad de emplear mecanismos tradicionales de defensa como un mayor uso de la ayuda oficial al desarrollo o la petición de créditos.
En segundo lugar, la crisis económica llega tras una crisis alimentaria que ya ha debilitado las estrategias de supervivencia de los pobres. “Enfrentados al alza de los precios de los alimentos, la disminución de ingresos y tras haber reducido el consumo de alimentos y recortado gastos en aspectos esenciales como la atención sanitaria y la educación, estas familias corren el riesgo de caer aún más hondo en la trampa del hambre y la pobreza”, asegura el documento.
El tercer factor que diferencia esta crisis de las anteriores es que los países en desarrollo se encuentran más integrados ahora –tanto a nivel financiero como comercial– en la economía mundial que hace 20 años, lo que les convierte en más vulnerables a las fluctuaciones de los mercados internacionales.
ENFOQUE DE DOBLE VÍA
“Aplaudimos el nuevo compromiso para abordar la seguridad alimentaria, pero hay que actuar deprisa, es inaceptable que en el siglo XXI casi una sexta parte de la población mundial sufra hambre”, denunció la directora ejecutiva del PAM, Josette Sheeran.
“En un momento en el que hay más personas hambrientas en el mundo que nunca, hay menos ayuda alimentaria de la que se visto jamás. Sabemos lo que se necesita para cubrir las necesidades urgentes, sólo nos faltan los recursos y el compromiso internacional para hacer el trabajo”, lamentó.
La FAO y el PMA continúan defendiendo un enfoque de doble vía para hacer frente la gravedad del hambre aguda a corto plazo –provocada por la escasez de alimentos– y el hambre crónica a largo plazo, que es sintomática de la extrema pobreza, como forma de alcanzar soluciones duraderas.
“Los pequeños campesinos necesitan acceso a semillas de alta calidad, fertilizantes, abonos y tecnologías para poder impulsar la producción y la productividad”, subrayó Diouf. “Y sus gobiernos necesitan herramientas económicas y políticas para garantizar que los sectores agrícolas de sus países son a la vez más productivos y más resistentes frente a las crisis”, concluyó.
El Gobierno de Etiopía pide ayuda alimentaria para los afectados por la sequía, 25 años después de la hambruna que dejó un millón de muertos.
LA PROVINCIA 23/10/09
EFE E l secretario de Estado de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de Adis Abeba, Mitiku Kassa, solicitó once toneladas de alimentos especiales para niños y mujeres desnutridos, por un valor de cerca de nueve millones de dólares, y 45 millones adicionales de ayuda no alimentaria, al tiempo que informaba que el número de personas necesitadas de ayuda ha crecido de 4,9 a 6,2 millones desde principios de año.
La ONG Oxfam señaló que existe un mecanismo de reacción automática para afrontar las crisis de alimentos, que consiste en enviar comida a los países necesitados y, aunque reconoció que de ese modo se salvan vidas, recalcó que «no se ofrecen soluciones a largo plazo que puedan acabar con estas crisis cíclicas y crónicas».
En el caso de Etiopía, que actualmente tiene más de 80 millones de habitantes según la organización humanitaria, la sequía le cuesta al país 1.100 millones de dólares al año, lo que supone casi toda la ayuda internacional que recibe.
Aparte de la actual sequía, Etiopía se enfrenta a grandes amenazas en el futuro, ya que los científicos han predicho que para 2034, cuando se cumplirán 50 años de la hambruna de 1984, debido al cambio climático «la sequía será lo habitual y afectará a la región (de África oriental) tres de cada cuatro años».
Los organismos humanitarios de la ONU informaron la pasada semana en Nairobi de que más de 23 millones de personas en los países de Cuerno de África estarán expuestas este año a las inclemencias que se espera que produzca el fenómeno meteorológico de El Niño.
«Más de 23 millones de personas dedicadas a la agricultura y la ganadería, así como desplazados internos y refugiados, estarán expuestos al impacto del agua en la región, que puede generar inundaciones, traer enfermedades y causar conflictos», señaló una Agencia de la ONU.
Cuatro estudiantes cuentan a AULA cómo ayudan en la lucha contra el hambre
El IES Franchy Roca, de Las Palmas de Gran Canaria, participa en la Asociación Canaria de Enseñantes por la Paz ya la Solidaridad. Miriam tiene 14 años y es alumna del centro. «Tenemos un comité en el que discutimos las posibles soluciones a la pobreza y hacemos viajes al Sáhara para cooperar», explica. Ella ya ha estado allí dos veces, y afirma que «lo pasó bastante mal» pero eso le dió «fuerzas para seguir luchando».
Para Sara Panero, voluntaria de Cruz Roja Castilla y León, la solución no pasa por la ayuda directa: «Yo les proporcionaría utensilios y semillas y les enseñaría a ser autónomos».
Inés no puede evitar lamentar no poder hacer más: «Después del viaje miro atrás y digo: hay muchas ganas pero es tan pequeño lo que podemos hacer…»