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LAURA GALLEGO

Dakar | 07/02/2011
Sin fronteras, sin hambre, sin expolio, sin abismos sociales. Otro mundo es posible pero, ¿ese?. Las miles de personas que han llegado a Dakar para participar en el Foro Social Mundial creen que más allá de ser posible, es el único viable a estas alturas. Y ya urge. El mensaje estaba patente en la vibrante manifestación que recorrió las calles de la capital senegalesa y en los discursos con los que se cerró la misma. Y en el horizonte, siempre, «el ejemplo de las revoluciones del Magreb».

«Déjanos producir nuestro alimento», «Por la libre circulación de personas», «Por un desarrollo sostenible»….por un mundo sin fronteras, contra el imperialismo, el neocolonialismo y el expolio. Los enemigos de los miles de altermundistas que han llegado a Senegal desde los cinco continentes están claros y son comunes. También si hablamos de personas. Algunos, como Nicolás Sarkozy, tienen pocos defensores por aquí.

Pero la cuestión es que al Foro llegan no sólo para clamar contra ellos, o para expresar sus reivindicaciones, sino para hacer propuestas. Aunque no hay programa editado -parece que la improvisación no es ajena a los organizadores del evento- en este cita internacional que los movimientos sociales convocan cada dos años hay cientos de actividades y todas orientadas a ese fin. Y como toma de contacto, siempre, arrancan con una manifestación.

La de ayer tuvo un innegable sabor africano, no sólo por la obviedad de que tuviera lugar en una ciudad africana, sino porque -aunque no hay datos oficiales por parte de la organización- saltaba a la vista que hay una participación mayoritaria de organizaciones llegadas desde este continente. Algunos veteranos de estas citas empezaron a lamentar ayer mismo la bajada en la participación europea, por ejemplo, achacable a esa crisis económica que lleva algunos años copando titulares y que en este Foro se llama más bien crisis de valores.

Africano por el colorido de los trajes, por el ritmo de algunas agrupaciones que hicieron el recorrido entre la sede de la televisión RTS y la biblioteca de la Universidad Cheick Anta Diop sin parar de bailar, por el espíritu festivo y alegre, que hizo poca necesaria la presencia de los cientos de voluntarios de seguridad que velaron apenas porque no se amontonaran unos con otros. Por la masiva presencia de escolares -algo poco habitual en otras citas- que reclamaban sus propios derechos a una educación digna. Pero africano también por su discurso.

Las alrededor de 30.000 personas llegaron al campus universitario después de cuatro horas de caminata ante la mirada asombrada de muchos ciudadanos, que parados en las aceras o asomados a sus ventanas, se preguntaban de qué iba aquello.Un profesor senegalés comentaba que las reivindicaciones escritas en las pancartas son sobre todo las de esas personas; y ponía con ello sobre la mesa la que parece ser la crítica más frecuente desde el seno del propio Foro: la falta de capacidad para ir creciendo, para extender su mensaje, para llegar a todos. Porque una cosa es hablar, y está muy bien, pero otra es actuar -actuar juntos, que individualmente ya lo hacen las asociaciones que asisten- y algunos empiezan a exigir mayor dinamismo en ese sentido. Este profesor lo explicaba así: «Los que venimos aquí ya hemos despertado, estamos concienciados e informados, tenemos que ser capaces de llegar a toda la gente que está en sus casas sufriendo las consecuencias de estas injusticias, si ellos no se suman a la lucha, estamos fracasando».

De momento, eso sí, algo de eso logra la manifestación, porque algunos jóvenes llevados por la curiosidad llegaron hasta el escenario. Y allí, escucharon al presidente boliviano, Evo Morales -el invitado estrella- llamar a la masa, y a África en concreto, a sumarse a la lucha contra el capitalismo y el imperialismo «para salvar la tierra». Lo dijo claro, los ricos no se van a dejar apear de su pedestal por las buenas, así que habrá que luchar. Y en eso, apuntó, sirven de ejemplo para África la experiencia de Brasil o de su propio país y sus movimientos sindicales, pero sobre todo, en estos momentos, las revoluciones de Túnez y Egipto.

Como él, todos los oradores -una larga lista de activistas sociales de la más variada procedencia- tuvieron palabras de reconocimiento a la revolución que han iniciado los ciudadanos de ambos países. Incluido el famoso rapero local Didier Awadi, que puso el broche musical -y con mucha calidad, además- sin dejar de lado su faceta más reivindicativa y política. De su boca y de la de otros muchos salieron en repetidas ocasiones los nombres de Thomas Sankara, Lumumba o Mandela, para fervor del púlbico. También los de Sarkozy, Berlusconi o el nunca pasado de moda Bush, abucheados cada una de las veces. Salieron mensajes contra las compañias telefónicas, las petroleras, y todas las grandes multinacionales a cuyo servicio trabajan los gobiernos.

Era para tomar fuerzas y ánimo, y se logró. Ahora, toca proponer y buscar resultados, y tienen hasta el viernes. Las actividades se desarrollarán en torno a tres ejes temáticos: la «crítica del capitalismo», el «refuerzo de la lucha contra el imperialismo y la opresión» y la «construcción de alternativas democráticas y populares».

 

La portavoz del movimiento político marroquí Justicia y Espiritualidad, Nadia Yassine

 La portavoz del movimiento político marroquí Justicia y Espiritualidad, Nadia Yassine indicó que la tranquilidad aparente acaso solo sea el silencio que precede a una tempestad como la que sacude al mundo árabe.

En entrevista con el diario español El País habló sobre la forma en que su país vive la situación de sus vecinos en el norte de África, afirmó que “la tranquilidad en Marruecos no es absoluta. Las reivindicaciones y las revueltas reprimidas salvajemente son frecuentes en Marruecos desde hace años”.

Yassine señaló que el “vuelco democrático se producirá por las buenas o por las malas” en Marruecos.

“Para el régimen marroquí ha llegado la hora de tirar a la basura la Constitución y de llevar a cabo una auténtica campaña de depuración de las redes de nepotismo para devolver al pueblo marroquí sus bienes expoliados”, dijo la dirigente del movimiento marroquí.

Yassine aseguró que hay factores que deben considerarse como similares a Túnez y Egipto, entre ellos el desempleo con una tasa del 20 por ciento, la caída de la emigración por dificultades para obtener visados y el auge de la islamofobia.

“La rapiña de los dirigentes adeptos del nepotismo, que favorece a su vez la corrupción desenfrenada. La humillación que padecen los ciudadanos, y segundo, la frustración provocada por ver a Occidente como Eldorado de libertad, dignidad y también de bienestar”, manifestó.

Yassine consideró que Europa no debe temer a las fuerzas islamistas en Túnez y Egipto, y tiene que “olvidarse del escenario de Irán satanizado”, y pensar más en el modelo de Turquía, ya que el tiempo hizo madurar a los movimientos en ambos países.

De su organización en Marruecos, aseguró que ha demostrado ponderación, no pretende alcanzar el poder, pero sí promueve el respeto de la soberanía popular, la separación de poderes, el multipartidismo y elecciones.

Yassine dijo estar preocupada por la defensa del derecho a ser musulmanes ante la islamofobia “de algunos discursos beligerantes”.

Madrid, 10/02/2011

Fuente: SPS

 

¿Una dictadura en Túnez? ¿En Egipto una dictadura? Viendo a los medios relamerse con la palabra «dictadura» aplicada al Túnez de Ben Alí y al Egipto de Moubarak, los franceses han debido de preguntarse si han entendido o han leído bien. ¿No habían insistido durante decenios esos mismos medios y esos mismos periodistas en que esos dos “países amigos” eran “Estados moderados”? ¿La horrible palabra “dictadura” no estaba exclusivamente reservada en el mundo árabe musulmán (después de la destrucción de la “espantosa tiranía” de Saddam Hussein en Irak) solo al régimen Iraní? ¿Cómo? ¿Había entonces otras dictaduras en la región? Y ¿nos lo habrían ocultado los medios de nuestra ejemplar democracia? He aquí, en todo caso, un primer abrir de ojos que debemos al rebelde pueblo tunecino. Su prodigiosa victoria ha liberado a los europeos de la “retórica hipócrita y de ocultamiento” en vigor en nuestras cancillerías y en nuestros medios. Obligados a quitarse la careta, simulan descubrir lo que sabíamos desde hace rato, que las “dictaduras amigas” no son más que eso: regímenes de opresión. Sobre el asunto, los medios no han hecho otra cosa que seguir la “línea oficial”: cerrar los ojos o mirar hacia otro lado confirmando la idea de que la prensa no es libre salvo en relación con los débiles y la gente aislada. ¿Acaso Nicolás Sarkozy no ha tenido el aplomo de asegurar que en Túnez “había una desesperanza, un sufrimiento, un sentimiento de ahogo que hay que reconocer que no habíamos apreciado en su justa medida”, con respecto al sistema mafioso del clan Ben Alí-Trabelsi?

“No habíamos apreciado en su justa medida…” En 23 años… A pesar de contar allí con servicios diplomáticos más prolíficos que los de cualquier otro país… A pesar de la colaboración en todos los sectores de la seguridad (policía, gendarmería, inteligencia…). A pesar de las estancias regulares de altos responsables políticos y mediáticos que establecían allí desacomplejadamente sus lugares de veraneo… Pese a la existencia en Francia de dirigentes exiliados de la oposición tunecina, mantenidos como apestados al margen por las autoridades francesas y de acceso prohibido durante decenios a los grandes medios… Democracia ruinosa..

En realidad esos regímenes autoritarios han sido (y siguen siendo) complacientemente protegidos por las democracias europeas, despreciando sus propios valores, con el pretexto de que constituyen baluartes contra el islamismo radical. El mismo cínico argumento usado por Occidente durante la Guerra Fría, para apoyar dictaduras militares en Europa (España, Portugal, Grecia, Turquía) y en América Latina pretendiendo impedir la llegada del comunismo al poder.

¡Qué formidable lección dan las sociedades árabes revolucionarias a los que en Europa los describían con términos maniqueos, es decir, como masas dóciles sometidas a sátrapas orientales corruptos o como muchedumbres histéricas poseídas por el fanatismo religioso! Y he aquí que de repente surgen, en las pantallas de nuestros ordenadores o de nuestros televisores (cf.: el admirable trabajo de Al-Jazeera) preocupadas por el progreso social, nada obsesionadas por la cuestión religiosa, sedientas de libertad, soprepasadas por la corrupción, detestando las desigualdades y reclamando democracia para todos, sin exclusiones.

Lejos de las caricaturas binarias, estos pueblos no constituyen en modo alguno una especie de “excepción árabe” sino que se asemejan en sus aspiraciones políticas al resto de las ilustradas sociedades urbanas modernas. Un tercio de los tunecinos y casi un cuarto de los egipcios navegan regularmente por Internet. Como afirma Moulay Hicham El Alaoui: “Los nuevos movimientos ya no están marcados por los viejos antagonismos como antiimperialismo, anticolonialismo, o antisecularisno. Las manifestaciones de Túnez y El Cairo han estado desprovistas de todo simbolismo religioso. Constituyen una ruptura generacional que refuta la tesis del excepcionalismo árabe. Además son las nuevas metodologías de la comunicación de Internet las que animan estos movimientos. Ellos proponen una nueva versión de la sociedad civil en la que el rechazo al autoritarismo va de la mano con el rechazo a la corrupción”.

Especialmente gracias a las redes sociales digitales, las sociedades tanto de Túnez como de Egipto se movilizaron con gran rapidez y pudieron desestabilizar el poder en tiempo récord. Aún antes de que los movimientos hayan tenido la oportunidad de “madurar” y de favorecer la emergencia de nuevos dirigentes dentro de ellos. Es una de las raras ocasiones en las que sin líderes, sin organización dirigente y sin programa, la simple dinámica de la exasperación de las masas ha bastado para conseguir el triunfo de la revolución. Se trata de un momento frágil y sin duda las potencias ya estarán trabajando, especialmente en Egipto, para que “todo cambie sin que cambie nada” según el viejo adagio de El Gatopardo. Esos pueblos que conquistaron su libertad deben recordar la advertencia de Balzac, “Se matará a la prensa como se mata a un pueblo, otorgándole la libertad”. En las “democracias vigiladas” es mucho más fácil domesticar legítimamente a un pueblo que en las antiguas dictaduras. Pero esto no justifica su mantenimiento. Ni debe empañar el ardor de derrocar una tiranía.

El hundimiento de la dictadura tunecina ha sido tan veloz que los demás pueblos magrebíes y árabes han llegado a la conclusión de que esas autocracias –las más viejas del mundo- estaban en realidad profundamente corroídas y no eran por lo tanto más que “tigres de papel”. Esta demostración se ha verificado también en Egipto.

De allí este impresionante levantamiento de los pueblos árabes, que lleva a pensar inevitablemente en el gran florecimiento de las revoluciones europeas de 1848, en Jordania, en Yemen, en Argelia, en Siria, en Arabia Saudí, en Sudán y también en Marruecos.

En este último país, una monarquía absoluta, en el que el resultado de las “elecciones” (siempre trucado) siempre lo decide el soberano, que designa según su voluntad a los llamados ministros “de la soberanía”, unas cuantas decenas de familias próximas al trono continúan acaparando la mayoría de las riquezas. Los cables difundidos por Wikileaks han revelado que la corrupción llega a niveles de indecencia descomunales, mayores que los del Túnez de Ben Alí, y que las redes mafiosas tenían todas como único origen el Palacio. Un país en el que la práctica de la tortura está generalizada y el amordazamiento de la prensa es permanente.

Sin embargo, como en el Túnez de Ben Alí, esta “dictadura amiga” se beneficia de la gran indulgencia de los medios y de la mayor parte de nuestros responsables políticos, los cuales minimizan las señales del comienzo de un “contagio” de la rebelión. Cuatro personas se han inmolado ya prendiéndose fuego. Se han producido manifestaciones de solidaridad con los rebeldes de Túnez y de Egipto en Tánger, en Fez y en Rabat. Acosadas por el miedo las autoridades han decidido subvencionar preventivamente los artículos de primera necesidad para evitar las “rebeliones del pan”. Importantes contingentes de tropas del Sahara Occidental habrían sido desplazadas aceleradamente hacia Rabat y Casablanca. El rey Mohamed VI y algunos colaboradores se habrían trasladado a Francia el 29 de enero para consultar a expertos en orden público del Ministerio francés del Interior.

Aunque las autoridades desmienten las dos últimas informaciones, está claro que la sociedad marroquí está siguiendo los acontecimientos de Túnez y Egipto con excitación. Preparados para unirse al impulso de fervor revolucionario y quebrar de una vez por todas las trabas feudales. Y a pedir cuentas a todos aquéllos que en Europa fueron durante decenios cómplices de las “dictaduras amigas”.

Fuente: PlataformaSahara

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¡¡LIBERTAD PARA LOS PRESOS POLÍTICOS SAHARAUIS!!